Situado en pleno casco urbano, es un buen lugar para el descanso, el paseo y las actividades lúdicas deportivas. En él se pueden contemplar numerosos alcornoques centenarios.
El Parque del Alcornocal de Logrosán es un espacio representativo de la localidad, situado en la ladera norte de la Sierra de San Cristóbal. Este paraje, caracterizado por la presencia de alcornoques centenarios, es un verdadero tesoro natural que ha perdurado a lo largo de los siglos. Los imponentes árboles que conforman este bosque no solo son testigos de la historia de Logrosán, sino que han sido vitales en la preservación de un ecosistema que es único en la comarca.
En el Parque del Alcornocal se despliega un ecosistema especializado que se desarrolla alrededor del alcornoque (Quercus suber), un árbol característico del bosque mediterráneo. Este hábitat es propio de regiones con un clima mediterráneo, donde las condiciones climáticas y del suelo permiten que el alcornoque prospere y forme un bosque denso y diverso.
Características del Hábitat del Parque del Alcornocal de Logrosán.
Clima Mediterráneo de Logrosán
El alcornoque se encuentra en zonas con un clima mediterráneo, que se caracteriza por:
- Inviernos suaves y húmedos: Las temperaturas invernales suelen ser moderadas, y la precipitación es relativamente alta durante esta estación, lo que ayuda a mantener la humedad en el suelo.
- Veranos cálidos y secos: Los veranos en los alcornocales son calurosos, con temperaturas que pueden superar los 30°C, y la precipitación es escasa, lo que requiere que el alcornoque y las especies asociadas estén adaptadas a condiciones de sequía.
Suelo del parque
El alcornoque prefiere suelos ácidos y silíceos, que son bien drenados. Los suelos deben tener una buena capacidad de retención de humedad, pero no ser excesivamente húmedos. Los suelos calcáreos no son adecuados para el alcornoque, ya que pueden inhibir su crecimiento.
Características del alcornoque como hábitat para aves.
Los alcornoques poseen ciertas características que los hacen atractivos para el anidamiento de aves:
- Corteza gruesa y rugosa: La corteza de los alcornoques es muy gruesa y densa, lo que no solo protege al árbol de incendios, sino que también crea cavidades y huecos donde las aves pueden anidar o refugiarse. Estas cavidades pueden originarse de forma natural o como consecuencia de la actividad de otros animales, como insectos o pequeños roedores.
- Longevidad y tamaño: Los alcornoques son árboles longevos, pudiendo alcanzar varios cientos de años. Con el paso del tiempo, muchas desarrollan ramas gruesas y huecos naturales que proporcionan zonas seguras para la nidificación. Además, su tamaño imponente y la extensión de sus ramas ofrecen áreas de anidamiento protegidas de los depredadores.
- Sombra y cobertura: Los alcornoques ofrecen una densa cobertura gracias a su copa extendida. Esta sombra proporciona un microclima ideal para la cría de aves, protegiendo los nidos del calor extremo y del clima adverso, lo que resulta fundamental en regiones mediterráneas de temperaturas elevadas.
- Disponibilidad de alimento: Estos árboles forman parte del ecosistema mediterráneo y suelen estar rodeados de otras especies de plantas y arbustos que proporcionan alimento a las aves, como insectos, bayas y pequeños frutos. Las bellotas que producen los alcornoques también atraen a varias especies de aves que se alimentan de estos frutos durante las estaciones más frías.
Especies de aves que anidan en los alcornoques
El entorno natural del Parque del Alcornocal de Logrosán, con sus alcornoques centenarios, favorece la presencia de una rica avifauna. Algunas de las aves que encuentran refugio y espacio para anidar en estos árboles incluyen:
- Carbonero común (Parus major): Este pájaro pequeño y colorido es una de las especies más comunes que anidan en los alcornoques del Parque del Alcornocal de Logrosán. Los carboneros buscan pequeños huecos en los troncos o ramas del árbol donde construyen sus nidos, utilizando musgo, plumas y otros materiales para proteger sus huevos.
- Herrerillo común (Cyanistes caeruleus): Similar al carbonero, el herrerillo es otra especie frecuente en el Parque del Alcornocal de Logrosán. Prefiere los huecos naturales en los árboles para construir su nido y criar a sus polluelos. Su pequeño tamaño le permite utilizar cavidades estrechas, lo que lo protege de depredadores mayores.
- Abubilla (Upupa epops): Esta ave de aspecto inconfundible, con su largo pico y cresta de plumas, también suele utilizar los alcornoques para anidar. La abubilla es conocida por buscar huecos en árboles donde coloca sus huevos y cría a sus crías, protegiéndolas con su característico comportamiento defensivo.
- Pito real (Picus viridis): Los alcornoques del “Alcornocal” también son el hogar ideal para especies de aves carpinteras, como el pito real. Estas aves suelen excavar sus propios agujeros en la madera de los árboles para anidar. Los troncos robustos de los alcornoques ofrecen la resistencia adecuada para este tipo de actividad, proporcionando un entorno seguro para sus crías.
- Cárabo común (Strix aluco): Las aves rapaces nocturnas también se encuentran en los alcornoques un lugar ideal para anidar. El cárabo común, un búho de tamaño mediano, suele elegir las cavidades grandes de los troncos de estos árboles para criar a sus polluelos. Durante el día, descansan en las ramas o huecos, completamente camuflados gracias a su plumaje críptico. En las noches de verano es típico escuchar sus cantos y los del Autillo europeo que también anida en nuestro parque.
- Gorrión común (Passer domesticus): Aunque el gorrión es más conocido por anidar cerca de asentamientos humanos, en las áreas naturales como el Parque del Alcornocal de Logrosán, también busca refugio en los alcornoques, aprovechando las pequeñas grietas o huecos de las ramas más altas. .
- Paloma torcaz (Columba palumbus): Esta ave de mayor tamaño también puede utilizar los alcornoques para anidar, especialmente en las ramas más elevadas y protegidas de los árboles. La paloma torcaz es un ave que aprecia la seguridad que ofrece la densa copa de los alcornoques para construir su nido.
Ciclo de anidamiento en los alcornoques
El ciclo de anidamiento de las aves que habitan en los alcornoques sigue, en su mayoría, los patrones estacionales típicos de la fauna mediterránea. La primavera es la época clave para la reproducción, cuando los alcornoques están en su máximo esplendor y las temperaturas son más suaves. En esta estación, los alcornoques ofrecen una cobertura densa y estable, lo que facilita la cría de las aves.
- Selección del sitio: Las aves comienzan el proceso de anidamiento buscando un lugar adecuado. Para muchas de estas especies, las cavidades naturales en los troncos o ramas son fundamentales. Algunos, como el pito real, excavan sus propios nidos, mientras que otros reutilizan huecos existentes.
- Construcción del nido: Una vez que el sitio es seleccionado, las aves comienzan a construir sus nidos. Utilizan diversos materiales que se encuentran en el entorno, como hojas, plumas, hierbas y ramitas. En el caso de los carboneros y herrerillos, los nidos suelen ser compactos y acolchados para proteger a los huevos.
- Puesta de huevos: Tras la construcción del nido, las hembras ponen los huevos. La cantidad varía según la especie, pero en general, las aves que anidan en los alcornoques suelen tener puestas de entre 3 y 6 huevos.
- Incubación y cría: Durante el periodo de incubación, que suele durar entre 10 y 14 días, los progenitores se giran para mantener los huevos calientes. Una vez que los polluelos nacen, ambos padres se encargan de alimentarlos y protegerlos de los depredadores.
Conservación de los alcornoques y su impacto en las aves
La conservación de los alcornoques es crucial para la preservación de las aves que dependen de estos árboles para anidar. La pérdida de alcornoques debido a la deforestación, el cambio climático o la expansión urbana tiene un impacto directo en la biodiversidad del ecosistema. La reforestación y el cuidado de los alcornoques centenarios, como se está llevando a cabo en el Parque del Alcornocal de Logrosán, es fundamental para asegurar que las aves continúen encontrando refugio y alimento.
La relación simbiótica entre los alcornoques y las aves es un ejemplo de cómo la protección de un recurso natural no solo preserva una especie, sino que también apoya la supervivencia de muchas otras que dependen de ella.
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